domingo, 5 de enero de 2014

DIA 5. UNA NOCHE DE MAGIA



Esta noche, tan señalada en el calendario, siempre me ha parecido eso, una noche de magia. Incluso después de que un infame mocoso y compañero de colegio intentase robarme esa magia, revelandome  la verdadera identidad de los tres ilusionistas. Aún así, ya sabido y resabido, la expectación por este día siempre ha seguido conmigo, ya fuese como ilusionado o como ilusionista. Es más, debería agradecerle al revelador del truco el haberme dado la oportunidad de convertirme en mago y poder iluminar caras con sonrisas. Me regaló una chistera de la que poder sacar conejitos blancos cual prestidigitador.
Hoy en día, en el mundo occidental, donde tenemos de casi todo menos memoria, nos olvidamos de que otros, en otros lugares lejanos y  también  cercanos, no tienen nada de nada. Hacen falta magos e ilusionistas que saquen de sus chisteras semillas de esperanza, eso que es lo último que se pierde, porque si no se plantan semillas, por mucho que nos esforcemos en mirar la tierra, jamás veremos brotes verdes.
Ah, la próxima vez que hagáis de magos, ilusionistas o prestidigitadores, fijaos bien en lo que metéis en la chistera cuando preparéis el truco, pues en lugar de un conejito puede que después nos salga un cerdito (a menos que sea una hucha llena de monedas) o un gran pavo.
Disfrutad de la magia.


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