viernes, 27 de julio de 2007

FATHER AND SON

A MI PADRE

Father
Its not time to make a change,
Just relax, take it easy.
Youre still young, thats your fault,
Theres so much you have to know.
Find a girl, settle down,
If you want you can marry.
Look at me, I am old, but Im happy.
I was once like you are now, and I know that its not easy,
To be calm when youve found something going on.
But take your time, think a lot,
Why, think of everything youve got.
For you will still be here tomorrow, but your dreams may not.

Son
How can I try to explain, when I do he turns away again.
Its always been the same, same old story.
From the moment I could talk I was ordered to listen.
Now theres a way and I know that I have to go away.
I know I have to go.

Father
Its not time to make a change,
Just sit down, take it slowly.
Youre still young, thats your fault,
Theres so much you have to go through.
Find a girl, settle down,
If you want you can marry.
Look at me, I am old, but Im happy.

Son
All the times that I cried, keeping all the things I knew inside,
Its hard, but its harder to ignore it.
If they were right, Id agree, but its them you know not me.
Now theres a way and I know that I have to go away.
I know I have to go.

Cat Stevens ©
Padre
No es tiempo para hacer un cambio,
Simplemente relájate, tómalo con calma.
Todavía eres muy joven, eso juega en tu contra,
Hay tanto que tienes que saber.
Encuentra una muchacha, establécete,
Si quieres puedes casarte.
Mírame, yo soy viejo, pero soy feliz.
Yo fui como tu, y sé que no es fácil,
Con tranquilidad puedes encontrar lo que buscas.
Pero toma tu tiempo, piensa mucho,
piensa en todo lo que tienes.
Por ti estas cosas estarán aquí mañana, pero puede que tus sueños ya no.
Hijo
Cómo puedo explicarle, cuando yo hago algo él lo rechaza de nuevo.
Siempre es lo mismo, la misma vieja historia.
Desde el momento en que pude hablar se me ordenó que escuchara.
Ahora es mi turno y sé que tengo que marcharme.
Yo sé que me tengo que ir.
Padre
No es tiempo para hacer un cambio,
Simplemente siéntate, tómalo con calma.
Todavía eres muy joven, y eso juega en tu contra,
Hay muchas cosas que debes vivir.
Encuentra a una muchacha, establécete,
si quieres puedes casarte.
Mírame, soy mayor, pero soy feliz.
Hijo
Todas las veces que lloré y guardé todas las cosas que llevo dentro,
Es duro, pero es más duro ignorarlo.
Si ellos tuvieran razón, yo estaría de acuerdo, pero es a ellos a quien conoce y no a mí.
Hay una manera ahora y sé que tengo que marcharme.
Yo sé que me tengo que ir.

Cat Stevens ©

jueves, 26 de julio de 2007

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS

Dedicado a los nacidos entre los 60 y los 70 (y antes).

La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir a nuestra infancia!!!! Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de 10-12h con cinco personas en un 600 o en un Renault 4 y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos.
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico, y jugábamos a "lo que hace la madre hacen los hijos", esto es a ver quien era el mas bestia. Pasábamos horas construyendo nuestros "vehículos" con trozos de rodamientos para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que nos habíamos olvidado de los frenos. Después de chocar con algún árbol, aprendimos a resolver el problema. Jugábamos a "churro va" y al pañuelo y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales. Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. Eso si nos buscábamos maderas en los contenedores o donde fuera y hacíamos una caseta para pasar allí el rato. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina (roja) y unos puntos y al día siguiente todos contentos.
La mitad de los compañeros de clase tenía la barbilla rota o algún diente mellado, o alguna pedrada en la cabeza... Tuvimos peleas y nos partíamos la cara unos a otros y aprendimos a superarlo. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que, rara vez, tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos, ruedas!!!
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Sólo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente. No tuvimos Playstations, Nintendo 64, vídeo juegos, 99 canales de televisión, películas en vídeo, sonido surround, móviles, ordenadores e Internet, pero nos lo pasábamos de lo lindo tirándonos globos llenos de agua y arrastrándonos por los suelos destrozando la ropa. Nosotros si tuvimos amigos. Quedábamos con ellos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, a la peonza, a las canicas, a la lima, al rescate...,en fin tecnología punta... Íbamos en bici o andando hasta su casa y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, ¡nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel! !Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos? Hicimos juegos con palos, botellas y balones de fútbol improvisados, y comimos pipas y, aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos para sacarlas. Bebíamos agua directamente del grifo de las fuentes de los parques, agua sin embotellar, donde chupaban los perros!!! Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la ,escopeta de perdigones o con el tirawebos, antes de ser mayores de edad y sin adultos, DIOS MÍO!!
En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos. Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repitieron curso. ¡Que horror, no inventaban exámenes extra! Y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarlas el culo y jugando a beso, verdad y atrevimiento, no en un chat diciendo :) :D :P Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si transgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaban un guantazo o un zapatillazo y te callabas. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Tú eres uno de ellos?? ¡Enhorabuena!

BUENA SUERTE, SEÑOR GORSKY

Cuando el astronauta del Apolo XI, Neil Armstrong pisó por primera vez la luna, no sólo dijo su famosa frase, _Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad_, sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:
- Buena suerte, señor Gorsky.
Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningún Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. A lo largo de los años, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario _Buena suerte, señor Gorsky_, pero Armstrong se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.
Pero hace algunos años (el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida), mientras respondía preguntas tras un discurso, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Esta vez por fin respondió. Mr. Gorsky había muerto, por lo que Neil Armstrong sentía que podía dar solución a la pregunta.
Cuando era un niño, estaba jugando al béisbol en el patio trasero con un amigo. éste golpeo una bola con fuerza y la hizo aterrizar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos. éstos eran el señor y la señora Gorsky.
Cuando Neil se inclinaba a recoger la pelota, oyó a la señora Gorsky gritándole al señor Gorsky:
- ¡¿Sexo oral?! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Tendrás sexo oral cuando el chico del vecino se pasee por la luna!

LA VIDA SEGUN QUINO*

Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero para salir de eso de una vez.
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí.
Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.
Luego fiestas, parrandas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estés listo para entrar a la secundaria…
Después pasas a la primaria y eres un niñ@ que se la pasa jugando sin responsabiliddes de ningún tipo…
Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo…
¡¡¡ESO SÍ ES VIDA!!!

*Joaquín Salvador Lavado (Guaymallén, provincia de Mendoza, 17 de julio de 1932), más conocido como Quino, es un humorista gráfico y creador de historiestas argentino. Su obra más famosa es la tira cómica Mafalda(publicada originalmente entre 1964 y 1973).


jueves, 5 de julio de 2007

"Esto también pasará"

Un viejo cuento que me ayuda en los malos momentos

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:Simplemente decía “ESTO TAMBIEN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.